Existen varias clasificaciones para el dolor. Éstas pueden responder al origen del dolor, la causa que provoca ese dolor o la zona en la que se produce. La principal clasificación diferencia el dolor entre los de carácter agudo y los de carácter crónico.
El dolor agudo es aquel que aparece y perdura directamente relacionado con el sufrimiento de una lesión o enfermedad que daña nuestro cuerpo con mayor o menos gravedad. Se trata de un dolor que nuestro cuerpo utiliza de advertencia para facilitar la detección de la lesión. Su duración está directamente asociada a la herida, por lo que el dolor desaparece al corregirse el problema.
El dolor crónico es aquél que se prolonga en el tiempo. Puede tener su origen en una lesión, pero sin embargo persiste pese a haber reparado la herida. El dolor crónico es indicativo de una enfermedad permanente en el organismo. Al contrario que el dolor agudo, el dolor crónico apenas tiene utilidad para el organismo ya que no facilita la detección de una lesión y provoca graves alteraciones para el desarrollo de una vida normal. Aliviar este dolor es probable que requiera atención médica especializada que abarque el aspecto físico y también psicológico de la persona.